Paula Torronteras. Desde 2019 hasta 2021.

“Llegué a la Residencia Universitaria Duque de Ahumada hace dos años. Los inicios no siempre son fáciles y más cuando te encuentras a kilómetros de tu hogar, pero desde el primer momento que llegué los estudiantes me acogieron con gran facilidad, cosa que me hizo acomodarme fácilmente a mi nueva vida.

La Residencia es un espacio que te aporta paz y tranquilidad para todos aquellos que estudiamos. El tema del Covid ha hecho las cosas algo complicadas, obligándonos a cambiar nuestras costumbres sociales cosa que dificultó la integración total de los nuevos estudiantes. Han sido años de gran aprendizaje donde me he sentido como en casa. […]

Considero que es importante que existan normas, por ejemplo, en cuestión a los horarios es muy útil el libro de pernoctas entre otras cosas.  Por lo que, es importante entender que nosotros necesitamos unas normas como las que tenemos en nuestra casa, pero, siempre desde el respeto y el cariño puesto que nuestros padres confían en nosotros […].

Por último, quiero agradecer al Capitán Secretario de la RUDA por su cercanía con todos los estudiantes ya que siempre se ha ofrecido para ayudarnos y facilitarnos las cosas en la Residencia.”

Juan J. Pérez. Desde 2017 hasta 2021.

“La Residencia tiene un precio muy bueno y, además, el sitio en el que está es envidiable, todo está al lado, no es una residencia ruidosa por lo que se puede estudiar muy bien… Ha ido mejorando con los años, sobre todo el servicio de comida. Recuerdo que el primer año no era muy agradable pero este año, ninguna queja, está muy bien. Se lo recomendaría a otras personas y les diría que se quiten los prejuicios. Es una Residencia Universitaria en mayúsculas, es cercana y abierta. Todos somos hijos y nietos del Cuerpo y creo que se crea un vínculo ya solo por ese dato. Nos hacemos la vida muy fácil y eso es agradable.”

Araceli R. Vallejo. Desde 2016 hasta 2021.

“He estado viviendo 5 años en la RUDA mientras cursaba un doble grado en Ingeniería Mecánica e Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo del Producto. El ambiente en la RUDA rezuma compañerismo y durante mi estancia en la misma he hecho muy buenos amigos, a los que echaré mucho de menos durante el próximo curso. Mención especial requiere todo el personal que trabaja en la misma, cuyo trato con los residentes es muy cercano y siempre intentan ayudarte cuando surge cualquier problema. En la RUDA me he sentido como en casa y me llevo buenos recuerdos.”

Jesús Duarte. Curso 2011/2012 y desde 2017 hasta 2019.

“La primera vez que me instalé en la RUDA estaba haciendo un Máster de arqueología. La segunda, preparando las oposiciones para la Guardia Civil.

Una de las cosas que te ofrece la residencia es poder establecer amistad con un montón de gente y, además, gente afín a la Guardia Civil y que, de alguna forma, ya es una conexión que tienes. Creo que la comunidad que hay en la RUDA es bastante positiva. También las instalaciones para estudiar están bastante bien, la biblioteca, la sala de ordenadores…Y tener que dedicarte únicamente al estudio, no tener que pensar en cocinar, limpieza exhaustiva de tu habitación, etc. Y el entorno…Poder estar en un sitio que, aun estando en el centro de Madrid, no notas que estás en el centro de Madrid porque estás rodeado de jardín. Todo eso es de agradecer.”

Alicia Rodríguez. Desde 2015 hasta 2019.

“Estuve residiendo en la RUDA durante 4 años mientras realizaba el Grado en Ingeniería Química en la UPM. Durante mi estancia hice muy buenos amigos con lo que hoy todavía mantengo el contacto en la distancia, por encontrarme fuera de España haciendo el Máster. También tengo guardado en la memoria el desvelo del personal que trabajaba en la residencia para que todo funcione, siempre pensando en nuestra comodidad. Ha sido un placer vivir en un lugar con historia, céntrico, con buenas comunicaciones y unas excelentes instalaciones. Sin duda fue un acierto elegir esta residencia, en la que me he sentido como en casa.”

Pilar Rubio. Desde 1989 hasta 1994.

Entré en la Residencia Universitaria Ntra. Sra. Del Pilar en el curso 89-90 para estudiar Derecho.  En esos momentos la Residencia era solo para huérfanas y la mayoría veníamos de Juncarejo, pero el ambiente era tan familiar que cualquier compañera que venía directamente de su casa a cursar los estudios universitarios enseguida se encontraba con una gran familia.

Fueron 5 años que recuerdo siempre con una sonrisa, porque a pesar de que hubo momentos para todo, el trato con las monjas y con los guardias de la Asociación, siempre fue un trato increíble, programando actividades, viajes, incluso fiestas, las despedidas de nuestras compañeras cada año al final de curso, son cosas muy difíciles de olvidar.

Actualmente, estoy en la Asociación e intento ayudar igual que en su momento lo hicieron por mí, dándome la oportunidad de formarme y de trabajar en el mejor sitio donde puedo estar, en la que siempre he considerado “mi casa”.